Mitos sobre los alimentos
A lo largo de la historia, el tema de la alimentación ha sido de gran interés y de estudio. Muchos de estos estudios son poco científicos y pueden favorecer el desarrollo de errores y transformar los hábitos alimentarios de muchas personas.
Hay gran cantidad de estos mitos sobre los alimentos en nuestro día a día que atribuyen características falsas a la comida. “Las frutas al final de la comida engordan”, “los alimentos light adelgazan” o “los productos sin gluten son mejores”; son algunas de las creencias populares que siguen circulando sin una base científica.
Estos mitos son aún más peligrosos cuando se aplican a la alimentación infantil, por lo que es importante que los sepamos identificar. A continuación desmentimos algunos de los mitos más extendidos y que más afectan a los hábitos alimentarios de nuestros peques.
Alimentos buenos o que adelgazan
Todo alimento aporta calorías, hay que saber qué alimentos combinan bien entre sí sin abusar de un determinado ingrediente, teniendo en cuenta que ningún alimento va a ayudarnos a adelgazar.
Los productos “light” son productos a los que se les ha reducido o eliminado algún componente calórico, pero eso no significa que adelgacen, en todo caso, que engordan menos.
También conviene mencionar aquí a los productos integrales, que suelen tener las mismas calorías que los productos no integrales. En lo que se diferencian es en que suelen tener un porcentaje mayor de fibra. La fibra ayuda al tránsito intestinal y tiene un poder saciante.
Gluten, el gran enemigo.
“Los productos sin gluten no engordan”. Éste es el mayor error que circula en la actualidad, ya que no solo no es cierto sino que la eliminación total de este compuesto proteico puede acarrear problemas de intolerancia para aquellas personas no celiacas. No existen pruebas relevantes que nos aseguren que evitando el gluten se prevengan enfermedades.
Alimentos frescos vs congelados
Otro mito a tener en cuenta es el de que los alimentos frescos son mejores que los congelados. La conservación mediante frío de nevera o de congelador mantienen las cualidades sin alteraciones importantes en cuanto a nutrientes en la carne, el pescado y la verdura.
Alimentos malos o que engordan
¿Cansado de escuchar que las patatas, el pan e incluso las legumbres engordan? No hay ningún alimento perfecto ni completo, ni tampoco hay un alimento perjudicial. El conjunto y la variedad son los que determinan que exista una dieta sana y equilibrada.
El agua durante las comidas engorda
Otro mito es aquel de que no se debe beber agua durante las comidas. El agua es un nutriente acalórico, es decir que no aporta calorías. Por tanto no engorda ni adelgaza, bien se tome antes, durante o después de las comidas.
¿La fruta siempre de postre?
También hemos oído lo de no comer la fruta antes de la comida. Pues bien, muchos nutricionistas recomiendan poner la fruta delante de las comidas por su alto contenido en fibra, que provoca una sensación de saciedad reduciendo el apetito para la ingesta posterior.
Una dieta equilibrada debe incluir el consumo de al menos 3 piezas de fruta, ya que son una fuente importante de vitaminas y minerales.
El huevo, ¿de verdad es tan malo?
El huevo ha estado considerado como malo por su contenido de colesterol, pero también posee proteínas de calidad como la lecitina, vitaminas y minerales. Muchos nutricionistas recomiendan aumentar en consumo de huevo y reducir el de carnes rojas y procesadas.
Suplementos alimenticios
Tradicionalmente se ha creído que un suplemento de vitaminas tiene efectos positivos y no es así, si no existe una deficiencia clara no se recomienda el consumo. Es aconsejable que antes se consulte con un médico o nutricionista. No podemos condicionar la salud y la mortalidad por los alimentos aislados, es más positiva la incrementación de la actividad física.
Los alimentos no son buenos o malos, hay que considerar más aspectos como la cantidad de ingesta recomendada, comerlo asociado a otro, el modo de preparación, etc.
Además de los hábitos alimentarios, son importantes las relaciones sociales y las actividades complementarias, especialmente cuando hablamos de alimentación infantil. El hecho de que los niños cocinen, por ejemplo, ayuda a que descubran los alimentos, sus propiedades y se habitúen a ellos.
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Fuentes: