MI HIJO SE HACE MAYOR

MI HIJO SE HACE MAYOR

El tiempo no perdona y cuando tenemos hijos parece que pase volando, los días en el calendario se esfuman casi por arte de magia. Esto crea a las madres sentimientos encontrados, por una parte, alegría al ver como nuestros peques crecen felices y sanos y también tristeza, porque nos encantaría parar el tiempo y que los hijos fueran eternos.

Poco a poco van entendiendo más cosas, vemos como evolucionan y empiezan a aprender a pasos agigantados. Pero también, van descubriendo cosas nuevas y en muchas ocasiones, se revolucionan y parece que estén contra el mundo. Es una etapa un poco complicada en algunas ocasiones, sobre todo en madres primerizas que no saben cómo gestionar ciertas situaciones y se les puede hacer un poco cuesta arriba este proceso. Y así, de un día para otro, nuestro niño o niña se convierte en todo un hombrecito o mujercita y, además, con mucho carácter. Pero que no salten las alarmas, es normal que tengan una época de “rebeldía”, siempre y cuando no vaya a más.

La protesta, es la manera que hemos desarrollado los humanos de crecer mientras encontramos otro modo de hacer las cosas. Todo esto viene dado en gran medida por la sobreprotección.

Es imprescindible observarlos y escucharlos, tenemos que estar atentos a sus comportamientos para saber analizarlos bien.

Seguro que muchas os estáis preguntando, ¿cómo puedo gestionar esa oposición? Lo primero de todo es mantener la calma, tenemos que tener claro que lo primordial es que los peques aprendan a reflexionar y sacar sus propias conclusiones, y para ello es esencial nuestra ayuda.

La etapa de negación no es nueva, hay que tener tacto con ello, la serenidad es imprescindible y por supuesto, saber donde están los límites, ellos, por lo general, terminarán hablando y reflexionando, sin presiones.

Cada niño expresa su rebeldía de diferente manera, dependiendo de diversos factores como por ejemplo la edad. La clave está en enseñarles a base de disciplina y amor, necesitamos paciencia para responder con calma y control a sus rabietas. También es fundamental regular la conducta de los peques con determinadas estrategias. En Cook and Play te queremos ayudar a gestionar y controlar estas etapas dándote algunos consejos que puedes aplicar en tu día a día.

Cuando nuestro hijo es muy pequeño, debemos comprender que su agresividad se encuentra motivada simplemente por la incapacidad para controlar sus impulsos, ya que todavía no ha aprendido a canalizar sus emociones y sus enfados.

Entonces… ¿Qué podemos hacer? Ahí van algunos consejos.

  1. Mantenernos al margen. Responder con enfado al enfado de nuestros hijos puede acabar en una pelea mayor.
  2. Le podemos recordar que nos preocupamos por ellos y que esos comportamientos no son los apropiados. Incluso podemos utilizar el humor para romper el hielo y a lo mejor así cambiar el hilo de la conversación.
  3. Simplemente indiferencia y darles tiempo par pensar y reflexionar. Esto también es aplicable para nosotros, ya que, si nosotros estamos alterados, es conveniente que también nos tomemos un ratito para recuperar el control de la situación.
  4. Establecer unas normas básicas para solucionar los problemas. Siempre mantenernos al margen en lugares públicos, la forma de solucionar una rabieta es hacerlo en privado con tranquilidad, sin espectadores y acordando reglas de conducta.

En cualquiera de los casos, nos referimos a actos de rebeldía comunes, dentro de unos límites que podríamos llamar “normales”. Poco a poco los peques dejan de ser tan peques y quieren independencia, por ello notamos cambios en su conducta, pero hay que saber entender lo que nos quieren decir o cuales son sus necesidades en todo momento para poder hablar con ellos y que puedan llegar a reflexionar y entender que las cosas no son como las están planteando.

Sabemos que educar a un hijo no es fácil pero seguro que con paciencia y aplicando algunos de nuestros consejos te resultará un poco más sencillo.

¡Pon en práctica lo leído en este post con tu pequeño monstruito!